Hoy es 16 de febrero. Amanece nublado fuera. Gris con una extraña luz... Pero eso eso es Madrid. El exterior.
La
Fundación La Semilla ha abierto los ojos de una forma diferente. Muchos
de ellos habrán dormido mal, otros quizá no. Algunos desayunarán
repasando su texto, otros cantarán las canciones... otros, quizá, no.
Algunos correrán por casa sin saber exactamente qué hacer, pensando en
todo lo que sucederá esta tarde, otros puede que no.
Las horas
previas a un estreno son las más raras. Una mezcla de nervios, emoción,
ganas de salir corriendo en dirección contraria, llegar el primero para
empezar cuando antes, ilusión porque llegue ese momento en que se abra
el telón con gente llenando las butacas. Es el momento que se ha estado
buscando y deseando desde que termina la votación de la obra. El momento
por el que se ha trabajado en todos los grupos: decorados, sonido,
vestuario, luces, maquillaje, diseño...
Realmente, una obra de
teatro sin público no es nada. En todos los sentidos, lo más importante
es lo que suceda en el patio de butacas: la gente que acudirá a partir
de hoy al Colegio Sagrada Familia y ocupará esas localidades son los más
importantes: ellos (cada uno de vosotros podéis ser uno de "ellos") han
pensado qué día pueden ir a ver el espectáculo, ellos han llamado por
teléfono para reservar esas butacas, ellos han organizado en plan para
esta (u otra) tarde de teatro, ellos acudirán hoy (o alguna de las otras
fechas) puntuales a las 4 de la tarde para recoger sus entradas, ellos
entrarán al salón de actos por primera vez (o no) para ver qué se
encuentran allí, ellos serán quienes seguirán la historia de los
personajes que les vamos a proponer... ellos (que también puedes ser tú)
reirán, llorarán, se agobiarán... con lo que le pase a los personajes;
se identificarán más con unos u otros; desearán que cada uno de ellos
consiga (o quizá no) lograr su sueño...
Y al terminar la obra,
cada uno de ellos (que también puedes ser tú), después de dos horas de
luz, color, sentimiento, vida, mucho de ficción, pero mucha parte de
realidad... ellos dejarán un donativo para proyectos de desarrollo. En
este caso, ayudarán a comprar el mobiliario de una escuela en India.
Ellos (que convirtiéndote en espectador de teatro, puedes ser tú)
llenarán de ilusión a niños que viven muy lejos de aquí.
Con el
simple gesto de llenar una butaca de teatro, tú puedes ayudar al futuro
de esos niños que pasen por las aulas de aquel colegio en India. Y
muchos más que lo harán en los próximos años. Una tarde de teatro
solidario y un simple gesto te convertirán en un héroe. Ese gesto les
dará un futuro del revés.
¿Te lo vas a perder?
No hay comentarios:
Publicar un comentario